domingo, 16 de agosto de 2009

el sueño que tendré esta noche

El forro del sillón doblemente tapizado ya se encontraba húmedo, tomando en cuenta el terrible calor que sufría esa noche (digo sufría porque es cierto... sufres) y gracias tambien a la ansiedad por la que pasaba esa noche, ella sólo miraba el reloj y la puerta, reloj y puerta, teléfono, reloj y puerta. Todos con un lapso no mayor de dos segundos. Ella ya sabía, nunca llegaría, decidió limpiarse los mocos, levantarse del sillón y correr, salió a buscar, a los pocos pasos tropezó, se sentó en la primer banqueta y decidió no regresar, afuera estaba más fresco.